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Barcelona no defraudó en una Sala Apolo con las entradas también agotadas, en una noche que se quedó corta para la que se estaba liando arriba y abajo del escenario.
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La lástima fue que se tuviera que desalojar tan rápido la sala, en una dinámica que algunas salas del Estado están tomando desde hace años, convirtiendo el desalojo de público y músicos postconcierto en un stress, para transformar en cuestión de 30 minutos el espacio en una discoteca con público ajeno al evento. (Cosas de la supervivencia de la cultura y sus espacios en el Estado Español)
Todo comenzó a las 21:00 h puntual, en la dos del Apolo, uno de los espacios con mejor acústica del Estado, sin duda.
Pogos, saltos, bailes, puños en alto e invasión al escenario incluida, fue el resumen de una noche de Ska-Rude-Punk de máxima intensidad, coreando además cada tema, con especial mención a los 7 incluidos del nuevo álbum #RudeStation, que son ya parte indiscutible de un repertorio con sabor a 20 años Skalari.